Neotipo, Manual de simulaciones
Neotipo, Manual de Simulaciones
Por David Núñez
Agradecimientos dedicados
Como en todos los ejemplos de mi trabajo, se busca lograr lo que Borges –para mí el escritor más visionario de la narrativa contemporánea- había imaginado en sus cuentos. Como aclara Didier Anzieu: “Ícaro siempre debe sus alas a algún Dédalo”
A mi familia, amigos y usuarios. A todos los que estuvieron durante la escritura de este libro, los que me conocieron desde 2014 que empecé a crear este proyecto, a los que estuvieron antes y después, gracias. Como me pidieron 220 páginas máximo y tiendo a ser discursivo los tendré que juntar con el índice.
Índice
Introducción (en construcción)
Capítulo 1: La simulación narrativa a partir de la Inteligencia Artificial
Capítulo 2: La realidad en la ficción
Capítulo 3: La ficción en la realidad
Capítulo 6: La simulación de la realidad
Capítulo 7: La realidad: Eso que ocurre más allá de mí
¿Conclusiones?
CAPÍTULO 1: LA SIMULACIÓN NARRATIVA A PARTIR DE INTELIGENCIA ARTIFICIAL
En 1605, Cervantes publicó El Quijote, una obra innovadora sobre un hombre que lee tanto que confunde la realidad con la ficción y decide que su realidad no es lo suficientemente interesante, al no estar poblada de monstruos y hechiceros.
Dos siglos después, en 1856 y en otro idioma romance, Gustave Flaubert publicaría Madame Bovary, llevando a la cumbre literaria la novela realista donde, en símil con la obra cervantina, una lectora romántica e ilusa decide que la ficción es más atractiva que el mundo que le rodea y construye su discurso amoroso a partir de sus personajes favoritos.
En 2014, Zilla Van den Born, fue acompañada por sus padres al aeropuerto para viajar al sudeste asiático, pero nunca se subió al avión. Esa tarde regresó a su casa y durante los siguientes cuarenta días envío fotografías paradisíacas sin salir de su departamento en Amsterdam. La diseñadora recreó espacios sagrados o cuartos tailandeses en su habitación y manipuló las imágenes por computadora con el fin de demostrar cómo se puede "crear un mundo ideal en la red, que la realidad no puede satisfacer. Mi objetivo era probar cómo se puede distorsionar la realidad"
Al “regresar a casa”, la familia estaba ofendida. Durante semanas construyeron la idea de ella en un viaje transoceánico. El problema trascendía que les hubiera mentido, no podían re-construir la realidad real sino que se mantenían en la ficción, Zilla había viajado, se habían emocionado con sus experiencias y conversado entre ellos de la travesía. Si la diseñadora holandesa replicaba a Cervantes, al vincular la realidad con la invención, su familia era quijotesca. Lo que hace cuatro siglos era una búsqueda novelística ahora es cotidianidad.
Es decir, en sólo cuatro siglos pasamos de la creación de un subgénero literario que busca retratar la realidad en la ficción hasta la transformación de un soporte tecnológico que permite la relación mimética de la ficción con el mundo cotidiano al alcance de cualquiera, como son las redes sociales.
En 2016 presenté en el Festival de la Electronic Literatura Organization un modelo que nombre “Neotipo, cómo simular experiencias de realidad por medio de narrativas digitales” (Life experience through digital simulation narratives). Fue en la Universidad de Victoria en Canadá, un campus precioso, repleto de venados y cafeterías, era verano y platicábamos de cómo. Este libro es la explicación de ese modelo y cómo se puede entender la experiencialidad de la realidad al simularla.
Cómo la idea es que esto sea un libro entretenido y, lo más importante, construya una experiencia, brincaremos del ensayo a la ficción a la realidad de forma innecesaria, pero creo que si no fuera así no se podría explicar porque me tardé 7 años en entender algo tan sencillo.
Así empezaba el prototipo, era 2015.
Si no tuvieras miedo a las consecuencias, ¿qué te gustaría hacer en tu vida?
Piensa. Todas las opciones son válidas, hasta las más simples. ¿Te gustaría caminar por la luna? ¿Te aventarías de un avión para caer a 250 kilómetros por hora hasta que el paracaídas se despliegue? ¿Nadarías con tiburones, para tener a pocos metros de ti ese coloso, consciente de que si abre la boca lo suficiente te puede tragar o tal vez probarías drogas que te sumerjan en mundos terroríficos de tu imaginación? Sin secuelas probables, ¿con quién tendrías sexo o a quién lastimarías? ¿Viajarías sin destino, le dirías a esa mujer de la que siempre estás enamorado que la amas, sin importar su respuesta? ¿Qué te gustaría hacer si no tuvieras miedo a las consecuencias?
La vida es sencilla: naces –mueres. Lo que ocurre entre esas fechas aleatorias depende de ti. Aunque no quieres adelantar tu muerte, la existencia es demasiado corta para vivir con miedo. Date cuenta de que esta es la única vida que tienes. Podrás creer que hay algo más allá, pero no lo sabes con certeza. No tienes recuerdos previos a que adquirieras lenguaje; nadie sabe qué empieza cuando mueres. Esta vida es la única que tienes y dejas que el tiempo se escabulla, que las horas transiten lo más rápido posible, como si la vida fuera un estorbo para llegar a algún lugar.
Recuerda todo lo que hiciste ayer. Las últimas 24 horas se desvanecieron tan rápido que te sorprende que no recuerdes mayores detalles. En parte es comprensible, te das cuenta de que estás aburrido. No sólo en este momento, sino en general. Esperabas que la vida fuera más emocionante, menos predecible, pero no. Otro día más transcurre frente a tus ojos, en el que no ha pasado nada memorable. Y eso te parece devastador. Más bien, cotidiano. Recuerda cuando eras un niño, que cada día encontrabas algo que te maravillaba, te parecía divertido o espeluznante, y eran extrañas las jornadas en las que no ocurría algo que fuera digno de contar. Últimamente los días son menos especiales.
Piensa, ¿si tuvieras 24 horas más cómo te gustaría utilizarlas?
Un día es muy poco tiempo, un parpadeo. Hemos escuchado miles de veces esa frase como si fuera un lugar común, pero es literal, es aún más rápido. Los científicos estipulan que parpadeamos alrededor de 15 veces por minuto, por lo que en 16 horas, en promedio el tiempo que estamos despiertos, cerramos y abrimos los párpados unas 14,400 veces, en un solo día. Tú naciste el (el usuario anota su fecha de nacimiento. Ejemplo: 16 de abril de 1981), ello significa que has vivido 13,040 días (resultado que cambia de acuerdo a la fecha de lectura), es decir que falta poco para que una jornada represente en tu línea de tiempo lo mismo que un parpadeo (en mi cumpleaños 40 hice el ajuste manual, 14,600, ya sobrepasé el día como un parpadeo y se convierte en la vida como un instante); el triple si rebasas el promedio de vida. Ves, el tiempo transcurre con celeridad; o lento.
Ahora, ¿qué importa un día si uno tiene la posibilidad de vivir treinta mil veces ese tiempo? El tiempo no importa. Lo que importa eres tú, la forma en la que construyes tu historia. Un día es un instante visto desde el pasado, pero es toda la eternidad si te centras en el presente. Sólo tú puedes contemplar el mundo desde tu realidad, sólo tú escuchas el mundo que te rodea y lo descifras, eso te hace único.
La realidad es la forma en la que desciframos el espacio, la exterioridad, y la construcción que hacemos del entorno a partir de nuestras preconcepciones, desciframientos sensitivos y atención, lo que percibimos como la realidad es única. Y todos los días, todo el tiempo, estamos construyendo una realidad personal. Por eso, tú puedes lograrlo todo y todos los días te construyes a ti mismo, es decir, tú eres el resultado de tus decisiones diarias. Si lo ves desde tu perspectiva empírica, el mundo está construido para ti, para que lo goces. Y mientras tú disfrutas o desperdicias tu vida, en el universo que te rodea ocurren muchas cosas.
Recapitula lo que hiciste ayer. Te bañaste, revisaste tus redes sociales, trabajaste, viste la televisión, mandaste correos y mensajes, comiste, fuiste a correr, leíste un libro, tuviste sexo, ayudaste a un desconocido a que su vida cambiara, fuiste feliz, ¿qué hiciste en las últimas 24 horas?
Este neotipo es sobre ti, sobre el viaje de tu vida; tú eres el protagonista, el que hace que la historia avance. Entonces, ¿recuerda cómo fue tu día, todo lo que hiciste, tuviste que ir a la oficina o te quedaste en casa? Elige tus actividades, en el orden en el que ocurrieron y descifra lo que fue tu jornada.